sábado, 19 de abril de 2008

venta de celulares y los Sms en vez del telefono publico

Sin competencia frente a la desmesurada venta de teléfonos móviles y al crecimiento de alternativas comunicacionales como Internet, el destino de los teléfonos públicos actuales parece tener un destino inevitable: desaparecer. Actualmente lo utilizan las personas que no tienen celular o aquellos que se quedan sin crédito y para la comunicación de emergencias como robos, incendios o accidentes. Pero además, tienen un trasfondo poco feliz, ya que se transformaron en una herramienta para la realización de estafas y secuestros.
Son equipos caros, blanco de vandalismos onerosos y dañinos, que demanda un gran gasto de mantenimiento y que corren serios riesgos de convertirse en basura tecnológica. En otros países son muy utilizados, pero en Corrientes y el país están bajo el dominio cada vez más imponente del teléfono móvil. La reconversión es su única esperanza. En Telecom anuncian teléfonos públicos que manden mensajes y permitan videollamadas como una alternativa potable para salvarlos.
Cuando se privatizó la telefonía en el año 1990, los equipos públicos comenzaron a crecer. En 1997 su proliferación alcanzó el punto más alto, cuando se cuadruplicó la cantidad que había en ese momento en todo el país. Pero cuando estuvo en la cima, el servicio comenzó a caer.
Es que en 1997 se abrió el mercado de la telefonía, perdiendo Telecom y Telefónica la exclusividad que tenían en el norte y sur del país, respectivamente. Esto derivó en la tercerización de la venta del pulso y en la aparición de los telecentros y de los teléfonos semipúblicos, donde las empresas mencionadas ceden porcentajes de las ganancias a quienes regentean las telecabinas, quioscos, farmacias y otros locales donde estén los equipos. Fue el primer golpe.
En ese momento las empresas de telefonía incluyeron diferentes servicios extra para potenciar a los teléfonos públicos. Números gratuitos, equipos multipagos y finalmente el servicio #19, que permite realizar llamada por cobrar. Pero esta transformación no pudo torcer el rumbo del destino.
En 2003 la venta de teléfonos celulares comenzó a crecer. Según la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), a fines de 2007 había 800 mil unidades de estos aparatos en Corrientes, lo que significa que hay móviles para el 83 por ciento de la población.
Un reciente informe realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), indica que, con relación a 2006, el año pasado aumentó un 28 por ciento la cantidad de líneas activas de teléfonos celulares a nivel país. Ello representaría un total superior a los 38 millones de móviles en todo el país, mientras que el número de líneas fijas apenas alcanzó los 9 millones.
Según los registros del Instituto de Estadísticas y Censo (Indec), en los últimos años no disminuyó la cantidad de líneas básicas sino que las de celulares dieron un salto tan tremendo que avasallaron al sistema existente hasta el momento. Los datos que reflejan la situación de uno a otro año dan cuenta de cómo uno empezó a crecer rápidamente en tanto que el otro se estancó. Si se compara el crecimiento que hubo de abril de 2006 a igual mes de 2007, en todo el país, sólo aparece una suba del 1,5 por ciento en las instalaciones fijas mientras que en lo que respecta a la telefonía móvil, el incremento rozó el 42 por ciento.
Pablo Bollati, gerente de Prensa de Telecom en el Litoral Norte, asegura que la telefonía pública “tiende a reconvertirse” ligada a cuestiones de idiosincrasia y que la desaparición no es la única salida, aunque no la descarta.
Adelantó que según tendencias estudiadas por su empresa, los próximos teléfonos públicos permitirán mandar mensajes e incluso realizar videollamadas. Esto queda demostrado en la línea Aladín que Telecom ya ofrece a sus usuarios, donde se pueden adquirir equipos fijos que envían mensajes cortos a teléfonos móviles, de teléfonos móviles a fijos y de fijos a fijos.
A Telecom, en Corrientes, mantener un teléfono público le cuesta alrededor de 100 pesos mensuales. A esto hay que sumarle que permanentemente son blanco de ataques vandálicos, tanto de personas que buscan violar la caja de recaudación o alcancía, como destrucciones sin un fin determinado más que el de causar un daño. Cada equipo cuesta mil dólares.
Según los datos aportados por Bollati, de cada 10 teléfonos públicos, nueve necesitan reparaciones mensuales, lo que justifica el gasto de mantención antes mencionado y que suman para la potencial desaparición del servicio.
¿Quién los utiliza?
Si bien Bollati no puede develar la recaudación de los teléfonos públicos por una cuestión estratégica de la empresa, se puede determinar a grandes rasgos quiénes utilizan el servicio.
Según explicó a La República, actualmente este servicio está destinado a aquellas personas que no tienen teléfonos móviles, para aquellos que utilizan cuentas prepagas o con tarjeta y se quedan sin crédito y además es un servicio muy utilizado para las denuncias de emergencias, ya sea incendios, robos o acccidentes.
Si se cotejan estos datos con los antes expuestos, como el porcentaje de teléfonos móviles respecto de la población correntina, es evidente que el mercado de los teléfonos públicos es mínimo.
Sin embargo, también existe otra función que actualmente cumplen los teléfonos públicos. Es una herramienta para cometer distintos tipos de engaños y delitos (ver cuadro relacionado).
Deberá pasar un poco el tiempo para conocer el desenlace de la historia de los teléfonos públicos, que por ahora parece tener dos opciones: desaparecer, según la realidad que se observa; o reconvertirse y ofrecer servicios nuevos, tal lo anunciado por Telecom.

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